2 may 2013

...déjame que te remache sonrisas de hierro, de esas que disipan las brumas...


Es difícil explicar ciertas sensaciones, al final, no es más que el trabajo bien hecho, aunque he de reconocer que no lo he acabado tan bien como quisiera, la sensación que me invade es reconfortante, ya no por el mero hecho de estar dónde voy a estar, sino más bien por poder medirme a los mejores y sobretodo, por poder enseñar la fuerza, la garra y las ganas por disfrutar que tiene la peque, eso si que es una motivación extra. Ahora recuerdo cuando empezamos, cuando nos hablaban de nuestras limitaciones, cuando empezaron a llegarnos los problemas, cuando dejó de convertirse en un juego; por fortuna rectificamos a tiempo y acabamos dando un complicado salto hacia la incertidumbre, dos años y mucho, mucho tiempo empleado (por no hablar de dinero) en trabajar y sacrificarnos, que han acabado por dar sus frutos.Atras quedan los miedos, la inseguridad, los malos momentos, las desazones y muchas frustraciones, pues si con la primera la frustación llegaba por no poder (o no saber) motivarla, con ésta la frustración llegó por no conseguir todo a lo que aspirábamos, por no alcanzar, por no llegar a estar a su altura y no ser capaz de satisfacerla. Hoy miro hacia atrás y me doy cuenta de todo lo que hemos trabajado, de las horas de dedicación y alegría, de los ratos sacrificados por intentar alcanzar una meta, que hoy sostenemos entre las manos. Desde hoy lo que quiero es disfrutar y que los demás sigan disfrutando, de ella.


Quizá lo que más dolió en semejante momento de alegría, fue no poder compartirlo con quien más lo deseaba; esas dos personas que tantas horas han compartido conmigo, los cuatro hubiéramos sido felices o, mejro dicho, más felices. Y es que cuando algo te falta, la felicidad nunca es completa, se que ya no velveré a ver cómo me felicitas, ni esa sonrisa con la que me recibías cuando lograba las cosas, pero espero que el sábado se volviera a dibujar esa cara de felicidad, donde quisiera que estuvieras, y te sintieras tan orgullosa como tantas otras veces. Y a ti, sólo decirte que sin tu apoyo y tus ganas, esto no hubiera sido posible, que cada segundo, cada grito, cada gramo de alegría que me has contagiado, me ha dado fuerzas para seguir trabajando por algo que hace un tiempo creía una quimera, porque contigo a mi lado, se que puedo con lo que sea...

...que sé que entre los males nos lloverán cristales...

No hay comentarios: